1. Elige un momento del día Debemos intentar que la lectura se convierta en un hábito, tanto para los grandes como para los pequeños. Es bueno establecer una hora fija para contar un cuento antes de irse a dormir.
2. Un cuento requiere su tiempo Tenemos que acercar la historia a los pequeños, comprobar que la comprendan, contestar sus preguntas y hacer reír. Todo esto lleva su tiempo ¿Cuánto? El que necesite el niño y el libro.
3. La historia depende del narrador Un cuento es una forma diferente de jugar, y así tienen que percibirlo los más pequeños. Hay que meterse en la historia, contarla como si estuviéramos viviéndola... Si tú te asombras, él o ella también se asombrarán. Pon voces, gesticula y haz que participen. Este es su momento y lo importante es que lo pasen bien.
4. Haz que el cuento se adapte al niño Modifica el cuento o haz que las decisiones del niño cambien el transcurso de la historia. Sus cuentos preferidos son aquellos en los que ellos mismos se sienten identificados con la trama o sus protagonistas.
5. En papel mejor. Los pequeños de hoy en día son nativos digitales y han crecido con la televisión, el móvil y la tablet alrededor. Para ellos es más sencillo recibir información a través de una pantalla. Sin embargo, hacer que escuchen y sigan el hilo de una historia aumenta su capacidad de atención. Leer un cuento teniendo como únicos estímulos visuales las imágenes de sus páginas hace que desarrollen su imaginación.
Esperemos que estos consejos os sirvan todas las noches y... No hace falta que seáis los mejores cuentacuentos, solo que ellos se vayan felices a dormir ¡Buenas noches!
