<<¡Juego sin móvil! busca que los más pequeños de la casa inicien algunos cambios en el consumo de pantallas. Sin embargo, somos los adultos los que tenemos más posibilidad y capacidad para promover esos cambios que, a veces, empiezan primero en nosotros.
Es importante ejercer una crianza coherente. Es decir, intentar exigir a nuestros hijos aquello que enseñamos con nuestro ejemplo. Resultará difícil conseguir una autoridad creíble si nosotros mismos abusamos de las pantallas delante de ellos. Por eso es muy importante que nos autoobservemos. Para ello nos podemos hacer algunas preguntas:
- Cuando mi hijo me habla, ¿hago escucha activa o lo escucho a la vez que atiendo el móvil?
- Cuando llego a casa, ¿tengo el móvil en la mano?
- ¿Cojo el móvil nada más despertarme por las mañanas?
- Mientras tengo que esperar, ¿tiendo a usar el móvil? En los ratos en familia como puede ser la cena, ¿lo tengo visible y accesible?
Darnos cuenta de nuestro propio estilo de consumo nos va a ayudar a ejercer más autocontrol y a ser coherentes a la hora de imponer unas normas de consumo a nuestros hijos. Algunas ideas que nos pueden ayudar a conseguirlo son: silenciar notificaciones y chats tipo wasap, guardar el móvil en el bolsillo antes de entrar en casa, atender mensajes no urgentes cuando los niños ya estén dormidos o alejar físicamente las pantallas durante la comida, el ocio y las conversaciones familiares.
Cómo enseñar a nuestros hijos un consumo saludable de las pantallas
En cuanto a cómo orientar a nuestros hijos a un consumo saludable, debemos saber que normalmente las pantallas o aplicaciones interactivas tienen un sistema de recompensa (por ejemplo, conseguir puntos) que incrementa el deseo de volver usarlas. Por ello es preferible que no tengan acceso a este uso interactivo de las pantallas.
Del mismo modo, es conveniente que los niños no puedan coger los dispositivos sin control del adulto. Es decir, que seamos sus padres los que demos el permiso y el acceso al dispositivo siempre que lo consideremos y quienes seleccionemos el contenido de lo que van a ver. Para ello debemos custodiar nosotros los aparatos, el mando a distancia, etc.
También conviene regular la frecuencia y el tiempo de exposición a las pantallas; evitemos, por ejemplo, dárselas en momentos de espera. Si tendemos a consolar el malestar que puedan sentir nuestros hijos con pantallas (cuando estén aburridos o frustrados porque algo no les ha salido bien, o si se han hecho daño), pueden asociar que es la pantalla la que los calma, con la consecuencia de que deseen recurrir a ellas para regularse emocionalmente en futuras ocasiones.>>
Montserrat Erostarbe
Doctora en Psicología
Departamento de Neuropediatría
Clínica Universidad de Navarra
Colección Cuido mi mente, para peques de 3 a 5 años
Cuido mi mente es una nueva colección de cuentos que ayudarán a mayores y pequeños a entender, gestionar y afrontar los problemas del día a día. Con breves textos especialmente dirigidos a los niños para ayudarles a entender sus emociones, validarlas y trabajar en ellas.
En este título, ¡Juego sin móvil!, Dani y Maca están de vacaciones y mientras sus padres están trabajando van a pasar unos días al pueblo de sus tíos. Allí quieren seguir jugando con el móvil y ver la tele, pero sus tíos y su primo Tadeo les proponen no tocar ninguna pantalla esos días. Tendrán que aprender a jugar con otras cosas... ¿Serán capaces de pasárselo bien?
